Unos artículos sobre nuevas prospecciones arqueológicas en Rande que he leído días pasados en un periódico de Vigo (Atlántico. 3 de julio de 2011) y mi larga experiencia profesional en el ámbito de las actuaciones sobre patrimonio sumergido, me llevan a estas reflexiones que quizá colaboren a clarificar la información que se hace llegar a la opinión pública a través de los medios de comunicación sobre estos temas tan complejos y a la vez atractivos.
Dos de las prospecciones realizadas en aguas de Rande.
En los artículos a que me refiero, se introducen, a mi modo de ver, peligrosas simplificaciones e inexactitudes sobre la compleja actuación que requiere en la realidad cualquier intervención sobre el patrimonio sumergido y muy en particular sobre posibles actuaciones en la bahía de Rande en Vigo por las peculiaridades de su espeso fondo fangoso con alta contaminación de metales pesados y fortísimas corrientes. ¡El infierno para un buceador!.
Hagamos un poco de historia. Rande y sus galeones hundidos han sido casi desde la fecha del combate naval en 1702 objeto de la curiosidad, la ambición o el interés científico de muchos. Su larga historia de intentos de recuperación así lo atestigua.
La flota de la plata había partido de La Habana el 24 de Julio de 1702. El convoy compuesto por cincuenta y seis buques, diecinueve españoles y el resto franceses. Durante la navegación atlántica el convoy había logrado esquivar el acoso de los ingleses, que atacaban en esos días con potente flota Cádiz, logrando alcanzar las Azores pero ante la imposibilidad de dirigirse a Cádiz, se toma la decisión de fondear en la bahía de Vigo, sobre todo para desembarcar con seguridad los caudales de la Corona y de los particulares además de las valiosas mercancías de todo tipo que transportaban.
La flota franco-española fondea en Vigo el 23 de septiembre y procede a la descarga urgente del oro y la plata que es enviada por tierra, en carretas a Lugo para continuar hacia el Alcazar de Segovia. Mientras tanto la potente flota anglo-holandesa que había fracasado en la proyectada toma de Cádiz, pone rumbo a Vigo al conocerse que la flota de la plata había fondeado en Rande.
Una de las primeras exploraciones que se realizaron en aguas de Rande tras la batalla en 1702.
El 22 de octubre de ese mismo año la poderosa flota enemiga llega a la bahía de Vigo, ante la abrumadora superioridad del enemigo y habiéndose desembarcado el oro, la plata y buena parte de las mercancías valiosas se decide incendiar los buques más representativos para evitar que sean tomados por el enemigo. De los españoles son hundidos, La Capitana, La Almiranta, seis cargueros y dos pataches. La Capitana de los azogues y cuatro buques mercantes cayeron en manos del enemigo.
La racia y el saqueo se extienden por todos los alrededores de la bahía con fiereza poco usual, la tierra queda esquilmada sobre todo el rico patrimonio custodiado en iglesias y conventos. Los invasores se retiran al fin con su botín y comienza la leyenda de los buques hundidos en Rande.
Los “pecios” duermen ya en el fondo marino, al alcance solo de los buzos y sus descabellados inventos de recuperación submarina. Se inicia la andadura de uno de los grandes “imaginarios universales”.
Toda Europa se pone en movimiento, empresas y compañías de buzos francesas, suecas e italianas serán las primeras. Los propios ingleses, apenas terminada la acción naval el 25 de octubre de 1702, hacen bajar al fondo del mar una multitud de buzos según cuenta el médico Nicolás Taboada en su crónica de la época. Esta primera “campaña“ está destinada sobre todo a recuperar los cañones de bronce y hierro de los buques hundidos por los españoles.
Por parte española, de todas las campañas de buceo en Rande, quizá la más desconocida y sin embargo la más espectacular, se produce en el verano-otoño de 1703 quizá esta temprana campaña inicia el “imaginario fantástico” de Rande que alcanza nuestros días. La figura principal de esta campaña es el afamado buzo Vvuibe Vvibrants originario de Frisia que había obtenido ya importantes éxitos en la época, por ello es contratado por la Corona española para actuar en Rande.
En el contrato se le obliga a recuperar cuanto pueda de los buques hundidos, a cambio de un porcentaje del dos por ciento de todo lo recuperado sin distinción de su valor incluidos metales preciosos o artillería. Estas actuaciones tienen bastante éxito y abren la puerta a sucesivas aventuras.
Desde entonces hay documentadas un sin fin de actuaciones en Rande, en 1707, 1720, 1740, todas ellas con desigual éxito que siguen sin embargo alimentando la gran leyenda de Rande y sus pecios.
Nos dice JY Blot, gran experto en el tema que en realidad “todo el misterio de Vigo, tiene que ver con la ausencia de cifras fiables y definitivas sobre el valor real que transportaba la flota “ ya que ésta transportaba importantísimo caudal no solo de la Corona sino de los particulares que habitualmente escondían el valor real de lo transportado para defraudar a la hacienda pública. Así cabe que el tesoro sea mayor que lo conocido y salvado en la época.
Parece que las autoridades españolas evacuaron antes del hundimiento 1.500 carros con el tesoro, pero era todo lo que la flota transportaba o solo parte de él. Esta duda es la que alimenta hasta nuestros días este “imaginario universal”
A partir de 1860 el desarrollo de una nueva y perfeccionada escafandra que será expuesta en la Exposición Universal de 1867 como prototipo de escafandra autónoma y el desarrollo de la inglesa Siebe-Gorman, abren nuevas fronteras a la aventura submarina del hombre y como no a Vigo y sus galeones hundidos.
El mismo Julio Verne, visitante de la Exposición Universal de 1867, incluye Vigo y sus galeones en la derrota de su famoso “Nautilus” contribuyendo a que el mito subsista de la Ría.
Así Hippolyte Magen y su prodigiosa escafandra inician sus trabajos en Rande el 17 de enero de 1870. Magen, guiado por la memoria de los lugareños logra localizar 10 pecios, en medio del infernal tiempo invernal. La empresa de acciones de Magen abandona dos años después con elevadísimas pérdidas económicas, en torno a los 910.500 francos. Todo ello parece vaticinar el fin de la aventura de Rande, pero Magen, a pesar de todo publica un libro en 1873 en el que difunde la idea de que a pesar de su fracaso piensa que los galeones albergan importantes tesoros, lo que abre nuevas expectativas a la leyenda prodigiosa.
En 1935 Avelino Rodríguez Elías publica su obra “La escuadra de la plata, estudio crítico y documentado de los famosos tesoros de los galeones de Vigo”, esta obra alimentará la fantasía para nuevas aventuras ya en pleno siglo XX.
La segunda guerra mundial, marcará un avance sin precedentes en la posibilidad de acceso y trabajo del hombre bajo el mar que será definitivo con el desarrollo de la escafandra autónoma de Cousteau-Gagnan. Este gran avance se utilizará en Vigo en 1950 por la compañía “Atlantic Sauvaje Company”, al frente del proyecto estaba John Potter, que trabajó en Rande entre 1955 y 1957, sin resultados importantes también Potter y su moderna empresa de buceo abandonan Rande.
En estos años se produce un acontecimiento de gran relevancia. El empresario escandinavo Anders Frazen, descubre en magnifico estado de conservación el buque “Vasa” hundido , en su viaje inaugural , el año 1628. En 1961, el estado sueco en un esfuerzo técnico y económico sin precedentes reflota el buque completo e inicia su restauración y exposición pública en un museo diseñado con este único fin. Esta aventura prodigiosa e irrepetible alimenta de nuevo con fuerza la fantasía de Rande y sus galeones.
Del esfuerzo sueco y su voluntad de tratar de preservar de la destrucción las viejas maderas del Vasa surgirá con fuerza una nueva disciplina científica de desarrollo impredecible, la arqueología submarina, hermana gemela de la arqueología terrestre pero obligada a adaptarse al nuevo y hostil medio acuático en que deberá desarrollar su trabajo.
Pero terminemos nuestra aventura contemporánea en Rande. El italiano Giuseppe Pino, hace el primer intento que yo conozco para extraer un galeón completo en Rande, por dos veces lo intenta con pecios diferentes, ambos terminan destrozados y el intento es un fracaso total que parece terminar con el sueño de un Vasa “gallego”.
Las campañas llevadas a cabo por el belga Robert Stenuit que acumulará más de 2.000 horas de buceo en Rande dan noticia prolija de la espesa capa de fango, que alcanza los 15 metros en algunos puntos y cubre por completo los pecios.
Sedimentólogos ligados a la universidad de Santiago de Compostela han estudiado este fenómeno que condicionará cualquier intento de prospección arqueológica en la zona.
Rande sigue siendo hoy un objetivo para la ciencia arqueológica, lejos ya la aventura de la búsqueda del tesoro, Rande ofrece a la investigación científica, no oro y plata sino valiosa información sobre la construcción naval de la época, poco conocida.
La Xunta de Galicia y el Ministerio de Cultura en un proyecto conjunto para perfeccionar la Carta arqueológica de los fondos patrimoniales sumergidos, patrocina estos días una nueva campaña en la bahía de Rande que llevan a cabo el arqueólogo Sr. Luaces y su equipo.
El artículo publicado en el Atlántico, al que me refería al principio, traslada al lector la idea de actuaciones directas sobre los pecios y habla de fantásticos y posibles proyectos de exhibición .
Es muy importante trasladar al lector de ese artículo la realidad de esta campaña científica que tendrá lugar próximamente. Fuentes totalmente solventes del Ministerio de Cultura informan que en dicha campaña no se va a explorar físicamente el fondo ni se va a intervenir en ninguno de los pecios, como por otra parte era lógico esperar. Se trata simplemente de una nueva comprobación electromagnética que intenta precisar las imágenes ya obtenidas en la zona con el magnetómetro y el sonar de barrido lateral y que intentaran precisar las anomalías magnéticas observadas en campañas anteriores. No están previstas prospecciones arqueológicas ni mucho menos extracción de ningún tipo de material del fondo marino.
Cualquier tipo de actuación arqueológica futura deberá ser cuidadosamente planificada y requerirá medios costosos y complejos.
Mi larga experiencia profesional me lleva a pensar que será muy improbable que puedan extraerse de Rande cascos en buen estado, más bien creo que Rande será objeto un día de importantes y penosas campañas arqueológicas que nos ayuden a conocer mejor la construcción naval de la época.
En todo caso, cada día se pone de manifiesto con más claridad en la comunidad científica la extrema dificultad para conservar la madera empapada fuera de su medio natural; la madera empapada pierde pronto su estructura molecular por lo que su manipulación y conservación es muy compleja y costosa.
El mundo de la arqueología submarina busca hoy nuevas fronteras para el estudio y la conservación del patrimonio sumergido. Así Egipto y otros países estudian el desarrollo de museos submarinos visitables, dependiendo de la profundidad, desde estructuras transparentes flotantes o visitas guiadas de buceadores profesionales.
La verdadera frontera de la aventura humana está hoy en los fondos marinos; los recursos vivos, la energía y la ciencia buscan ya como penetrar, trabajar y explotar esta nueva y apasionante frontera.