Arqueólogos y voluntarios investigan en Coirós un posible santuario galaicorromano
Creen que el centro de culto data de entre los siglos I y IV E Su elemento central sería la figura de una mujer tallada en piedra que los mayores de la zona conocen como A Moura
NURIA RODRÍGUEZ | COIRÓS Una veintena de voluntarios dirigidos por el arqueólogo coruñés Antón Malde investiga en Coirós, en el lugar de Pena Furada, la existencia de un posible santuario galaicorromano cuyo elemento central sería la figura de una mujer tallada en una piedra y que los mayores de la zona conocen como A Moura.
Según explica Malde, éste era el único elemento conocido antes de iniciar las labores de limpieza del terreno y levantamiento topográfico. "Es una figura femenina con un sexo muy marcado que ya de por sí es especial, porque no se corresponde con los petroglifos de la Edad de Bronce ni los canecillos de la Edad Media. Está hecha en un podio, entendido como un altar, en un lateral de una piedra regularizada de forma rectangular y donde hay una pila cuadrangular", comenta.
Malde descubrió la figura hace unos 20 años, pero no fue hasta después de que el periodista Manuel Gago pusiese de manifiesto la existencia de un posible santuario galaicorromano en Armea (Allariz), cuando se dio cuenta de que había "bastantes parecidos" con el sitio arqueológico de Pena Furada y a la vez, "cosas totalmente nuevas". Ambos promovieron así la intervención que se desarrolla en la zona, durante los fines de semana, desde hace unos 20 días, con el permiso de la Dirección Xeral de Patrimonio y el apoyo del Ayuntamiento de Coirós.
"Los colegas portugueses sostienen que los romanos acusaban a los galaicos de ateos por carecer de centros de culto estables, ya que éstos eran tan sólo espacios naturales. Argumentan que es entonces cuando comienzan a aparecer centros de culto construidos con elementos pétreos", explica Malde. Según la hipótesis en la que centra ahora su investigación, el de Pena Furada sería uno de esos centros, un santuario galaicorromano, y A Moura, que está orientada al oeste, al ocaso, y sólo se percibe bien a partir de las doce del mediodía, una deidad. "Creemos que se intentó dotar a la figura de un simbolismo del que de momento, no sabemos su significado, pero del que tenemos algunas hipótesis". Malde y su equipo continuarán con la intervención en Pena Furada durante la próximas semanas, demostrando así que ante la falta de medios económicos, el voluntariado es una buena opción para realizar intervenciones "no complicadas".
Según explica Malde, éste era el único elemento conocido antes de iniciar las labores de limpieza del terreno y levantamiento topográfico. "Es una figura femenina con un sexo muy marcado que ya de por sí es especial, porque no se corresponde con los petroglifos de la Edad de Bronce ni los canecillos de la Edad Media. Está hecha en un podio, entendido como un altar, en un lateral de una piedra regularizada de forma rectangular y donde hay una pila cuadrangular", comenta.
Malde descubrió la figura hace unos 20 años, pero no fue hasta después de que el periodista Manuel Gago pusiese de manifiesto la existencia de un posible santuario galaicorromano en Armea (Allariz), cuando se dio cuenta de que había "bastantes parecidos" con el sitio arqueológico de Pena Furada y a la vez, "cosas totalmente nuevas". Ambos promovieron así la intervención que se desarrolla en la zona, durante los fines de semana, desde hace unos 20 días, con el permiso de la Dirección Xeral de Patrimonio y el apoyo del Ayuntamiento de Coirós.
"Los colegas portugueses sostienen que los romanos acusaban a los galaicos de ateos por carecer de centros de culto estables, ya que éstos eran tan sólo espacios naturales. Argumentan que es entonces cuando comienzan a aparecer centros de culto construidos con elementos pétreos", explica Malde. Según la hipótesis en la que centra ahora su investigación, el de Pena Furada sería uno de esos centros, un santuario galaicorromano, y A Moura, que está orientada al oeste, al ocaso, y sólo se percibe bien a partir de las doce del mediodía, una deidad. "Creemos que se intentó dotar a la figura de un simbolismo del que de momento, no sabemos su significado, pero del que tenemos algunas hipótesis". Malde y su equipo continuarán con la intervención en Pena Furada durante la próximas semanas, demostrando así que ante la falta de medios económicos, el voluntariado es una buena opción para realizar intervenciones "no complicadas".
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