ELENA OCAMPO - VIGO Hace tres mil años, los habitantes de la actual Galicia salpicaban una orografía mucho más agresiva agrupados en clanes, que ocuparían territorios similares en tamaño a las actuales parroquias. Empezaban a ser sedentarios y los grupos eran tan numerosos como lo son hoy en día los núcleos de población gallegos. Ya cultivaban y eran ganaderos, aseguran los historiadores. Esta época histórica ha quedado grabada en la piedra. Y por eso, sorprendentemente, existen legados que han sido capaces de traspasar tres milenios y llegar hasta nuestros días.
Un nuevo hallazgo aporta ahora más luz a la Edad de Bronce gallega. El descubrimiento de la primera "estela de guerrero" prehistórica –única hasta el momento en Galicia– en el municipio de Castrelo do Val (Ourense), ha supuesto toda una sorpresa para arqueólogos e investigadores, a pesar de que se conserven varios monumentos funerarios en A Limia.
"La estela está datada en la Edad de Bronce, entre 1200 y 1000 a. C e incluye la representación de una espada, una lanza y un carro", explica el arqueólogo y director de los trabajos, Alberte Reboreda. Hasta el momento, este tipo de estelas solo eran conocidas en un territorio que se extendía en el área extremeña y el suroeste andaluz, o el sureste de Francia y el Sur de Portugal. "A día de hoy solo están catalogadas 116 ejemplares de este tipo de estelas", asegura el experto.
Es, por tanto, la primera vez en la historia de Galicia que aparece grabado un carro y un escudo con escotadura en V de la Edad de Bronce. El identificativo en su momento debió estar alzado, lo que también guardaría relación con el topónimo de lugar: Pedra Alta. En cuanto a su finalidad, los investigadores aún dudan si sería un indicativo de un clan guerrero o de un guerrero solitario o, por el contrario, un indicativo funerario. "No sabemos si podría estar advirtiendo de la presencia de un clan guerrero", responde Alberte Reboreda a esta cuestión. Lo que está claro para los expertos es que este tipo de petroglifos aparecen en lugares de paso como caminos, vías y al lado de ríos. Y que estos "indicativos" servían para representar las "ideologías" de los habitantes.
"La presencia de carros en las estelas del suroeste ha sido valorado desde un punto de vista bélico y social, aunque también como ritual y funerario", aseguran los investigadores.
Sorprendente encuentro
La forma en la que se halló este vestigio histórico es igualmente sorprendente. Fue la familia Lozano Rúa, propietaria de los terrenos, quien lo puso en conocimiento de un aficionado local a la Arqueología. Éste a su vez, lo comunicó a los arqueólogos Alberte Reboreda y Eduardo Breogán Nieto, que hacían una prospección arqueológica en la zona. Los profesionales contaron la con la colaboración del investigador y arqueólogo del Museo de Pontevedra Antonio de la Peña Santos, experto en petroglifos de la Edad de Bronce. Y estos tres arqueólogos preparan ahora un artículo científico.
Dan a conocer la historia, porque la pieza ya está protegida en dependencias municipales y la dirección xeral de Patrimonio está al tanto, aseguran.
Iconografía
Las dimensiones del vestigio hallado están en 175 centímetros de altura; entre 63 y 70 centímetros de ancho y unos 30 de grosor y, aunque el estado de conservación es buena, han sido dañadas por aperos de labranza. Al parecer, por ese terreno pasaba un camino, que quedó afectado –al igual que la piedra– por una concentración parcelaria realizada en 1973.
La explicación del historiador de Arte y arqueólogo, Alberte Reboreda, es la siguiente: "Los elementos representados en la estela más significativos desde el punto de vista iconográfico son el escudo y el carro", asegura en un escrito. "El escudo aparece representado por medio de tres círculos concéntricos y una abertura en V, con una posible abrazadera horizontal", prosigue. "Este tipo de escudos están presentes en Irlanda, en Dinamarca y Suecia y también en el Mediterráneo, de donde son originarios según varios autores".
Con respecto al carro, con incisiones más finas, son frecuentes en las estelas del área del río Rajo y son una muestra de la interacción de las culturas del Mediterráneo y las que habitaban la península Ibérica en la transición del II al I milenio antes de Cristo. Éste, el de Pedra Alta, "aparece tirada por dos cuadrúpedos", concluye.
Un nuevo hallazgo aporta ahora más luz a la Edad de Bronce gallega. El descubrimiento de la primera "estela de guerrero" prehistórica –única hasta el momento en Galicia– en el municipio de Castrelo do Val (Ourense), ha supuesto toda una sorpresa para arqueólogos e investigadores, a pesar de que se conserven varios monumentos funerarios en A Limia.
"La estela está datada en la Edad de Bronce, entre 1200 y 1000 a. C e incluye la representación de una espada, una lanza y un carro", explica el arqueólogo y director de los trabajos, Alberte Reboreda. Hasta el momento, este tipo de estelas solo eran conocidas en un territorio que se extendía en el área extremeña y el suroeste andaluz, o el sureste de Francia y el Sur de Portugal. "A día de hoy solo están catalogadas 116 ejemplares de este tipo de estelas", asegura el experto.
Es, por tanto, la primera vez en la historia de Galicia que aparece grabado un carro y un escudo con escotadura en V de la Edad de Bronce. El identificativo en su momento debió estar alzado, lo que también guardaría relación con el topónimo de lugar: Pedra Alta. En cuanto a su finalidad, los investigadores aún dudan si sería un indicativo de un clan guerrero o de un guerrero solitario o, por el contrario, un indicativo funerario. "No sabemos si podría estar advirtiendo de la presencia de un clan guerrero", responde Alberte Reboreda a esta cuestión. Lo que está claro para los expertos es que este tipo de petroglifos aparecen en lugares de paso como caminos, vías y al lado de ríos. Y que estos "indicativos" servían para representar las "ideologías" de los habitantes.
"La presencia de carros en las estelas del suroeste ha sido valorado desde un punto de vista bélico y social, aunque también como ritual y funerario", aseguran los investigadores.
Sorprendente encuentro
La forma en la que se halló este vestigio histórico es igualmente sorprendente. Fue la familia Lozano Rúa, propietaria de los terrenos, quien lo puso en conocimiento de un aficionado local a la Arqueología. Éste a su vez, lo comunicó a los arqueólogos Alberte Reboreda y Eduardo Breogán Nieto, que hacían una prospección arqueológica en la zona. Los profesionales contaron la con la colaboración del investigador y arqueólogo del Museo de Pontevedra Antonio de la Peña Santos, experto en petroglifos de la Edad de Bronce. Y estos tres arqueólogos preparan ahora un artículo científico.
Dan a conocer la historia, porque la pieza ya está protegida en dependencias municipales y la dirección xeral de Patrimonio está al tanto, aseguran.
Iconografía
Las dimensiones del vestigio hallado están en 175 centímetros de altura; entre 63 y 70 centímetros de ancho y unos 30 de grosor y, aunque el estado de conservación es buena, han sido dañadas por aperos de labranza. Al parecer, por ese terreno pasaba un camino, que quedó afectado –al igual que la piedra– por una concentración parcelaria realizada en 1973.
La explicación del historiador de Arte y arqueólogo, Alberte Reboreda, es la siguiente: "Los elementos representados en la estela más significativos desde el punto de vista iconográfico son el escudo y el carro", asegura en un escrito. "El escudo aparece representado por medio de tres círculos concéntricos y una abertura en V, con una posible abrazadera horizontal", prosigue. "Este tipo de escudos están presentes en Irlanda, en Dinamarca y Suecia y también en el Mediterráneo, de donde son originarios según varios autores".
Con respecto al carro, con incisiones más finas, son frecuentes en las estelas del área del río Rajo y son una muestra de la interacción de las culturas del Mediterráneo y las que habitaban la península Ibérica en la transición del II al I milenio antes de Cristo. Éste, el de Pedra Alta, "aparece tirada por dos cuadrúpedos", concluye.
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