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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tres etapas históricas del monte do Castro


Las cabañas originarias podrían estar datadas en el siglo V antes de Cristo

 08:09  
El equipo de arqueólogos y restauradores de la Diputación ultima los trabajos de la segunda fase de la excavación.  // Iñaki Abella
El equipo de arqueólogos y restauradores de la Diputación ultima los trabajos de la segunda fase de la excavación. // Iñaki Abella 

Las excavaciones en el Monte do Castro permiten distinguir con claridad tres etapas históricas,de modo que la más remota se puede datar en el siglo V antes de Cristo, en pleno apogeo de la Edad del Hierro. La teoría se asienta sobre el hallazgo de una de las primeras estructuras de cabaña, de forma semicircular, situada al lado de la enorme casa-patio de la parte intermedia del yacimiento. Los arqueólogos llevan tiempo esperando el hallazgo que pone de relieve el interés de esta excavación, cuya segunda fase finaliza este viernes, y que tiene programada, para febrero, la tercera.

A.TOURIÑO - RIBADUMIA A punto de concluir, este viernes, la segunda fase de las excavaciones en el Monte do Castro (Besomaño€Ribadumia), las conclusiones son cada vez más contundentes y cada palada de los arqueólogos reescribe una larga historia que se remonta al siglo V antes de Cristo, en plena Edad de Hierro, y que terminó de forma dramática pues un incendio provocado asoló todo el poblado unos setecientos años después.
La minuciosa exploración del recinto es siempre enigmática pues a cada momento se encuentra algo digno de mención. Van ya trece cabañas, una casa patio de enormes dimensiones y unas 17.000 piezas, entre cerámicas, ornamentos o armas blancas de la época.
Cuando ya están con los trabajos de consolidación de lo excavado, ayer por la mañana, en unos minutos, volvió a encontrarse otro anillo de bronce y una fíbula. El ritmo de localización de objetos es casi permanente, por lo que hacer el informe previo a la tercera fase de la excavación va a reportar horas de trabajo al director de la obra, Rafael Rodríguez, y al restaurador Xan Santos.
El presidente de la Diputación, Rafael Louzán, verdadero mentor del proyecto de rescate de este castro, ya anunció que el próximo año habrá una tercera fase de excavación, que previsiblemente comience a finales de enero o principios de febrero.
La idea es sacar a la luz lo que pudiera ser el área más importante del castro ribadumiense y que, por los indicios que se observan en la superficie, se encuentran en la croa del monte.
El propio Rafael Rodríguez tendrá que justificar este proyecto que puede deparar sorpresas, a pesar de que hace muchos años, la zona fue terreno de operaciones de una cantera de la localidad.
Se espera, de todos modos, que se conserven vestigios importantes a tenor de la infraestructura urbana excavada en la parte central del poblado. En las zonas altas de estos yacimientos solían situarse las casas del jerarca de la tribu, santuarios y otras edificaciones significativas.
Su importancia se infiere precisamente de la estructura que se observa en el actual área de trabajo, en el que además de la gigantesca casa€patio, salieron a relucir 13 cabañas, a la vez que un muro que fortificaba todo el recinto, de un metro de altura.
Además de ese cierre que estaba soterrado, sus antiguos pobladores se defendían con parapetos y fosos, perceptibles todavía hoy pese a que han pasado 2.500 años desde que fueron dibujados.
Ayer, el director de la segunda fase de la excavación, Rafael Rodríguez se mostraba especialmente satisfecho con haber encontrado recientemente la cabaña, quizás, más primitiva, aunque llevaban tiempo suponiendo que iba a aparecer "porque hemos encontrado muchos agujeros de poste".
Rodríguez explica que esta construcción es de forma semicircular, y en uno de sus extremos se observa todavía el hogar de arcilla, a modo de lareira.
La casa contaba con una cimentación, sobre la que se colocaban postes de madera, "con entramados vegetales que configuraban la pared y el techo".
Pasado el tiempo, esta cabaña quedó desfasada y se construye una nueva a escasos centímetros de esta y de forma oblonga u ovalada. Eso sería alrededor de los siglos II o III a.de C.
Luego llega ya la era de la "petrificación", es decir cuando los pobladores empiezan a usar la piedra para realizar construcciones más complejas, que son las que se conservan más próximas a la superficie.
El mejor ejemplo de esta tercera fase es la casa €patio que se halla en la parte más alta de la actual excavación, cuyas dependencias giran en torno a un dormitorio central en forma de cabaña circular. Esta construcción cuenta con varias dependencias alrededor del dormitorio, pues dispone incluso de un habitáculo para cocina. Pero sobre todo se configura con varias salas de almacén y un patio que a la vez serviría de corral pero que solía tener múltiples usos.
Las excavaciones en Ribadumia empezaron el pasado mes de marzo con el fin de poner en valor un lugar del que se tenía conocimiento desde tiempos inmemoriales con referencia al poblado "dos mouros".
El presidente de la Diputación, Rafael Rodríguez, originario de Ribadumia, era consciente de la importancia que podía tener el lugar y por eso aprovechó el proyecto europeo de las "pousadas" para promover la excavación, a sabiendas de que iban a aparecer resultados en poco tiempo.
Ahora es un asiduo visitante de la excavación que espera convertir en una zona prehistórica de referencia.
Y es que todavía queda mucha parcela por excavar, la mayor parte en el área que se supone más privilegiada, es decir, la parte superior del monte.
Los indicios han quedado claros muy pronto, pues la roca que corona el otero no parece situada allí por simple casualidad natural. Los vecinos recuerdan que tenía escaleras y una especie de pilón de agua. Pero los observadores del cielo recomiendan ver la puesta de sol entre los días 23 y 25 próximos.
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Cusco: Descubren momia de niño preinca en distrito de Livitaca


Martes, 13 de Diciembre 2011  |  4:27 pm
Hallan momia de niño preinca en Cusco
RPP/Carlos Carrillo
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Hallan momia de niño preinca en Cusco

Se trata de un infante de unos 5 o 6 años, probablemente de la cultura Wari, que fue sepultado en el complejo arqueológico de Chiñisiri, provincia de Chumbivilcas.
La momia infante, de unos 50 centímetros de alto, fue hallada por personal de la Dirección Regional de Cultura cuando realizaban trabajos en el complejo arqueológico de Chiñisiri.
Personal de la Dirección Regional de Cultura del Cusco descubrió una momia de niño preinca, en buen estado de conservación, dentro de una de las tumbas del complejo arqueológico de Chiñisiri, jurisdicción del distrito de Livitaca, provincia de Chumbivilcas.

El hallazgo sorprendió al personal del ente cultural que logró divisar la existencia de la momia infante, de unos 50 centímetros de alto, cuando realizaban trabajos de recuperación de dicho complejo arqueológico, caracterizado por la existencia de tumbas preincas.

Según el arqueólogo Jorge Atauconcha, representante de la Dirección Regional de Cultura, se trata de un infante de unos 5 a 6 años de edad, probablemente de la cultura Wari, quien fue sepultado en las tumbas de Chiñisiri por alguna enfermedad que padeció.

El profesional informó que la momia será debidamente estudiada por personal de su institución con el propósito de conocer la antigüedad del hallazgo.

Entre tanto, acompañado de pobladores y autoridades, la pequeña momia fue internada dentro del local del municipio distrital de Livitaca para su conservación y estudio.
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Hallan ofrenda originaria de pirámide del sol

Se trata de dos ofrendas del siglo I d.C que pudieron marcar el inicio de la construcción del monumento en la antigua ciudad de Teotihuacan
Hallazgo. El descubrimiento se llevó a cabo durante las exploraciones realizadas al interior de la pirámide, desde 2008 y que concluyeron este 2011. (Foto: Especial/INAH )
MÉXICO | Martes 13 de diciembre de 2011Agencia EL UNIVERSAL | El Universal15:19
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Arqueólogos que participan en el ProyectoPirámide del Sol, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), descubrieron un par de ofrendas en el interior de este monumento, que podrían haber sido colocadas en el siglo I d.C, para así consagrar el comienzo de esta construcción, de la antigua ciudad de Teotihuacan.
El equipo de investigadores, integrado por los arqueólogos Alejandro Sarabia, Saburo Sugiyama, Enrique Pérez Cortés y Nawa Sugiyama, dio a conocer este hallazgo registrado durante las exploraciones realizadas al interior de dicho edificio piramidal "de 65 metros de altura", desde 2008 y que concluyeron este 2011, donde encontraron piezas de obsidiana, vasijas, restos de animales y tres figuras humanas de piedra verde, de las que destaca una máscara que podría ser un retrato.
En un comunicado del INAH se indica que los investigadores se valieron de un túnel de 116 m de longitud que se extiende en el eje este-oeste de la pirámide "que fue excavado en los años 30 por el arqueólogo Eduardo Noguera", el grupo del Proyecto Pirámide del Sol, dirigido por Alejandro Sarabia, excavó un total de 59 pozos estratigráficos y tres túneles cortos, a fin de llegar al nivel de la roca madre y verificar la presencia de entierros, ofrendas, etcétera.
Pérez Cortés comentó que "por nuestra experiencia sabíamos que si los teotihuacanos hubiesen colocado algo al interior del monumento, posiblemente estaría a nivel del tepetate. Para ello excavamos un pozo de sondeo en la parte final de túnel y un conducto corto para llegar al centro de la pirámide, ya que el hecho por Noguera se había quedado aproximadamente seis metros al oeste del centro del monumento".
Efectivamente, dijo, fue a lo largo de la exploración que se descubrieron "a diferentes distancias respecto de la entrada del túnel" tres estructuras arquitectónicas que son anteriores a la construcción de la Pirámide del Sol, y siete entierros humanos, algunos de ellos de infantes, que se pueden fechar al periodo previo a la edificación del monumento; así como dos ofrendas, una de ellas de una riqueza extraordinaria, 
De las tres piezas de piedra verde, destacó el arqueólogo Pérez Cortés, sobresale una extraordinaria máscara antropomorfa que fue tallada en una sola pieza, cuyos ojos fueron hechos con concha y pirita. 
La máscara de serpentina "según análisis del doctor José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física de la UNAM", es la única careta de piedra descubierta hasta la fecha en contexto ritual en Teotihuacan. 
Con 11 centímetros de altura por 11.5 de ancho, 7.8 cm de profundidad y un peso de 1.16 kilogramo, dicha máscara difiere de las conocidas como "teotihuacanas", por ser de una dimensión menor y con volumen, por lo que preliminarmente se cree que se trata de un retrato. Asimismo, junto a este objeto se halló un caracol marino. 
La ofrenda también estaba integrada por 11 vasijas tipo Tláloc, la mayoría fragmentadas y colocadas al centro del depósito. Otros objetos depositados fueron tres discos de pirita, uno de ellos "de 45 centímetros de diámetro y puesto sobre una laja de pizarra recubierta con pirita", es el más grande recuperado hasta el momento en Teotihuacan.
Asimismo, el depósito se conformaba de una importante cantidad de esqueletos de animales. Al noreste se recuperó el cráneo de un felino, al suroeste el de un cánido; y al sureste, y cubierto por rocas volcánicas, los restos de un águila que fue alimentada antes de ser sacrificada, pues en su cavidad torácica se hallaron los restos de dos conejos. Este tipo de restos de fauna coincide con los de las ofrendas descubiertas en el Edificio 4 de la Pirámide de la Luna.
Saburo Sugiyama, profesor de la Universidad de Aichi (Japón), y Alejandro Sarabia, director de la de la Zona Arqueológica de Teotihuacan (ZAT), indicaron que la función de la Pirámide del Sol se había vinculado al inframundo, debido al túnel que hay debajo de ella, y que fue excavado por los teotihuacanos. 
"Sin embargo, los objetos que encontramos estarían indicando que la Pirámide del Sol 'que cubre un área aproximada de 5.6 hectáreas con un altura actual de 65 metros y una base de 225 metros por lado' fue ofrendada hacia los primeros 50 años de nuestra era, posiblemente a una deidad de la lluvia, una versión muy antigua del dios Tláloc", agregaron Sugiyama y Sarabia.

rqm 
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Hallan restos de taínos de entre 500 y mil años


TAMBIÉN HAN ENCONTRADO CERÁMICAS PERTENECIENTES A TRES GRUPOS DIFERENTES
Mairobi Herrera
mairobi.herrera@listindiario.com
Río San Juan
Al parecer, Playa Grande no ha sido sólo del disfrute de los dominicanos, sino que también los antiguos ancestros de la Hispaniola aprovecharon su belleza natural, que todavía mantiene, para asentarse allí.
Así lo evidencian los restos óseos de dos posibles taínos que fueron encontrados enterrados en las orillas de la playa por un equipo de arqueólogos nacionales e internacionales, gracias a una excavación de gran magnitud que se ha implementado en el área.
Además de un esqueleto, que todavía se presenta en buen estado de conservación, también fueron hallados restos de otro posible taíno, pero en peores condiciones.
El hallazgo incluye montones agrícolas, lugares que utilizaban los taínos para sembrar sus frutos (algo relativamente nuevo), así como miles de piezas arqueológicas, entre ellas vasijas, cerámicas y amuletos, entre otras, que no sólo pudieron pertenecer a los aborígenes de la isla, pues tienen similitudes con las de los Mayas y de españoles.
Investigaciones 
La excavación se encuentra justo en el centro de la playa ubicada entre los poblados de Río San Juan y Cabrera, en la costa norte del país. Las investigaciones son lideradas por el arqueólogo español Adolfo López, investigador asociado del Museo del Hombre Dominicano.
Son parte del equipo de investigación los arqueólogos Cristóbal Burkhatter, Alicia Galarraga, Sara Gálvez, Jorge Ulloa, el geólogo Enríquez Burkhatter, el antropólogo Abelardo Jiménez Lambertus y José Guerrero, director del Instituto Dominicano de investigaciones Antropológicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el colaborador Alejandro Selmi, junto a un equipo de diez ayudantes.
Enterramientos 
Los dos esqueletos hallados podrían tener entre 500 a 1,000 años, según explicó Adolfo López, director de la excavación.
De acuerdo a los estudios sobre mitología taína, López señaló que los aborígenes tenían la costumbre de enterrar a sus muertos debajo de sus bohíos (casas) o en cementerios.
En este caso, no se trata de un cementerio.
Uno de los restos, el cual podría ser de un niño, apareció en un lugar que pudo haber sido una bohío. Los huesos están prácticamente pulverizados, aunque se conserva su dentadura. Mientras que el otro, en mejor condición, está cerca de los montones agrícolas y los expertos dijeron desconocer hasta el momento la razón de su entierro en ese lugar.
Una de las pistas que evidencia el origen taíno de los restos, según los arqueólogos, es que el esqueleto que está en mejor condición se encuentra en posición fetal. Sobre esto la arqueóloga venezolana Alicia Galarraga indica que se debió a rituales culturales.
“El individuo joven-adulto posiblemente de edad entre 25 a 30 años está en posición fetal. Ellos los amarraban para que quedaran en esa misma posición”, reseñó la también antropóloga. “Posiblemente se debe a que como nacemos nosotros lo querían reguardar como en el vientre de la madre”, agregó.
Galarraga apuntó que los restos se someterán a pruebas de Carbono 14. Éstos se mandarán a un laboratorio fuera del país, para confi rmar la edad, sexo, período y la alimentación que llevaban.
Choque cultural 
Para los investigadores, uno de los aspectos más interesantes de la excavación ha sido encontrar cerámicas de diferentes tipos de taínos que habitaron en la isla, como son los Ostionoides, Mellacoides y Chicoides, fechados entre los años 650 hasta el 1500 DC.
Según los arqueólogos Adolfo López y Jorge Ulloa hasta ahora no se habían encontrado cerámicas de estos tres grupos en el mismo nivel de excavación, lo que trae por efecto que pudieron estar juntos en ese lugar al mismo tiempo. Los fragmentos de cerámica europea, posiblemente española y amuletos similares a los de los mayas, tienen una explicación.
El arqueólogo submarinista Alejandro Selmi reveló que en los alrededores de Playa Grande hay un barco hundido del año 1553 con 36 cañones y una fl otilla de naufragios franceses del siglo XVIII.
El arqueólogo colaborador en la excavación, cuenta la historia de que una noche del 1798 quince barcos se hundieron en la cercanía de Playa Grande. Hasta ahora la compañía ha podido localizar ocho.
Selmi maneja la hipótesis de que si ese poblado existía para el año 1553, los taínos tuvieron un contacto directo con los posibles sobrevivientes de aquel naufragio.
Las piezas y artefactos encontrados serán depositados en el departamento de investigaciones del Museo del Hombre Dominicano.
Tan pronto las excavaciones terminen se liberará el área, pero hasta tanto los inversionistas no pueden desarrollar el proyecto.
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LOS ANTECEDENTES Y EL FINANCIAMIENTO 

El subdirector del Museo del Hombre Dominicano, Abelardo Jiménez Lambertus, dijo que en sus inicios la propiedad donde ahora se lleva a cabo la excavación pertenecía al Banco Central en los años 80 del siglo pasado. Manifestó que los arqueólogos del Museo ya sabían que esa zona podría ser un yacimiento arqueológico.
Jiménez Lambertus explicó que en una ocasión pudieron notar fragmentos de cerámica taína en la superficie, lo que los “indujo a pensar que se podría hacer un trabajo importante e interesante porque vieron fragmentos de otros grupos culturales taínos”.
Sin embargo, indicó que “tuvieron que detenerse por los altos costos y falta de fondos que demandaba la excavación en ese entonces”.
Ahora, los inversionistas del Proyecto Playa Grande que se realizará en la zona decidieron concluir las investigaciones antes de comenzar los trabajos, “para documentar mejor la herencia cultural dominicana”.
Éstos financian la excavación y designaron al arqueólogo López como su director, quien tiene junto a su equipo alrededor de un mes de trabajo.
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