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sábado, 24 de diciembre de 2011

No hay ruinas mayas en Estados Unidos: son restos de la cultura indígena de los constructores de montículos


por Luis Alfonso Gámez
El enorme montículo del Monje de la ciudad indígena de Cahokia. Foto: Skubasteve834.
Hay noticias que tienen un inconfundible tufillo fraudulento. La del hallazgo de ruinas mayas de hace 1.100 años al norte de Georgia (Estados Unidos) me escamó ayer por la mañana nada más conocerla a través de Lorena López, una de las periodistas de En Casa de Herrero, el programa de esRadio. Me llamó por teléfono para ver qué pensaba de la historia de cara a hablar del asunto con Luis Herrero por la tarde. Le pedí diez minutos para hacerme una idea antes de pronunciarme, aunque le adelanté que me sonaba tan digna de crédito como el último hallazgo de la Atlántida en Cádiz. Sé que diez minutos no es mucho tiempo, pero los ritmos de los medios son ésos. Cuando me volvió a llamar, le dije que estaba seguro al 99,9% de que se trataba de un fantasía, de la conclusión de alguien probablemente obsesionado con los mayas, y sin formación arqueológica, que interpretaba erróneamente restos de la llamada cultura de los montículos de Norteamérica. Así, zanjamos el asunto; pero yo, claro, decidí que podía ahondar en él para contarlo aquí, si llegaba a alguna conclusión que fuera más que una presunción. Ahora, lo puedo decir sin ninguna duda: no se han encontrados ruinas mayas al este de EE UU.
El rumor nació Examiner, un agregador de contenidos estadounidense que me es familiar porque recoge habitualmente las chifladuras de los exopolíticos. El artículo que dio origen a la noticia que han publicado medios españoles como Libertad Digital y 20 Minutos se titulaba originalmente  “Massive 1,100+ year old Maya site discovered in Georgia’s mountains” (Gran yacimiento maya de hace 1.100 años descubierto en las montañas de Georgia). Su autor es Richard Thornton, un arquitecto que está convencido de que a EE UU llegaron refugiados mayas en tiempos de guerras, sequías y otras desgracias. Es algo, dicho sea de paso, que ningún arqueólogo académico -de verdad- sostiene. Thornton se considera de origen maya. “Como la mayoría de los creeks de Georgia y Carolina del Sur, soy portador de ADN maya”, dice. Está convencido de que sus antepasados llegaron a la región huyendo del colpaso de esa cultura, hacia el año 800, por “una serie de catastróficas erupciones volcánicas seguidas de dos largos periodos de sequías extremas y guerras sinfín entre las ciudades-estado”. Y presenta en el artículo las pruebas definitivas del que él considera “uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años”: el sitio maya de Kenimer.
Thornton recuerda que ese yacimiento fue estudiado por primera vez en 1999 por Mark Williams, antropólogo de la Universidad de Georgia, quien calculó que en los dos montículos de Kenimer  había zonas esculpidas hace 1.100 años y “fue incapaz de determinar quién los construyó”. Puntualiza que, “en los primeros mapas”, se llamaba a la región Itsate. “Es como los mayas itzá se llamaban a sí mismos. Además, entre todos los pueblos indígenas de las Américas, sólo los mayas itzá y los ancestros de los indios creek en Georgia construían pirámides de tierra de cinco lados como sus montículos principales. Era habitual entre los mayas itza esculpir una colina en forma de montículo pentagonal. Hay docenas de tales estructuras en América Central”, escribe. Y añade que hay otros topónimos en Georgia que apuntan a esa “presencia maya”. Seguro que también podíamos encontrar topónimos para fantasear, por ejemplo, con una presencia ancestral vasca o de cualquier otro pueblo. En ese contexto, asegura que un arqueólogo sudafricano, Johannes Loubser, ha hecho recientemente dos sondeos y que el material recuperado apunta a la conexión maya-georgiana.
Los contructores de montículos
¿Cuál fue mi sospecha inicial? Simplemente, que estábamos ante una errónea interpretación de restos atribuibles a los pueblos de los constructores de montículos, cultura indígena norteamericana cuyos primeros vestigios se remontan a 3400 antes de Cristo (aC). “El que una civilización de indios americanos con populosas ciudades, reyes, pirámides y magníficas obras de arte haya evolucionado en el medio oeste y sureste de EE UU resulta una revelación sorprendente aun para aquéllos en cuyos patios traseros yacen las ruinas. Sin embargo, los restos de estos antiguos habitantes de Norteamérica son prácticamente ubicuos”, indica Kenneth Feder, experto en arqueología fantástica de la Universidad Central del Estado de Connecticut, en su libro Fraudes, mitos y misterios (1990).
Óleo de Herbert Roe de la ciudad indígena de Kincaid, a orillas del río ohio.Aunque ustedes no lo hayan sabido hasta ahora -yo me enteré hace años cuando leí el libro de Feder-, una de las pirámides más grandes del mundo está en Cahokia, antigua ciudad del actual Illinois a orillas del Mississippi cuyo máximo esplendor se sitúa en torno el año 1000. La pirámide se conoce como el montículo del Monje. Tiene cuatro terrazas, diez pisos de altura, 290 metros de largo por 255 de ancho… “Cahokia -escribe Feder- debe de haber sido un lugar espléndido, con decenas de miles de habitantes y artesanos que producían trabajos en conchilla, cobre, piedra y arcilla. Se trataba de un centro comercial y religioso, y del núcleo de la fuerza política predominante de su tiempo”. ¿Y qué concluyó Williams de la investigación arqueológica que llevó a cabo a finales de los años 90 en Kenimer?
“Este sitio fue claramente construido durante el periodo Napier Woodland Tardío. Esta información ya es de por sí valiosa, porque podría ser el único sitio conocido con montículos Napier. Algunos otros montículos contienen pequeñas cantidades de cerámica Napier, pero en ningún caso, que yo sepa, hay un montículo de ese periodo”, escribe el arqueólogo en la memoria de la excavación. Y, aunque advierte de que es un yacimiento extraño -entiéndase en el contexto de una investigación arqueológica, no en el de lamisteriología-, lo sitúa culturalmente en el universo de los constructores indígenas de montículos. “No hay ninguna prueba creíble de la presencia de mayas en Georgia. El autor (Thornton) hace un mal uso de datos arqueológicos legítimos para respaldar su idea fantástica”, me ha confirmado por correo electrónico Williams, quien está indignado con el eco que ha tenido la invención del arquitecto creek. “Esto es una completa tontería”, ha dejado escrito en un comentario al artículo de Thornton.
Así que, ya saben, carece de sentido hablar de mayas en Georgia. Es una fantasía. Como también lo es que podamos estar ante los restos de Yupaha, la ciudad de Hernando de Soto buscó en vano en 1540. Y decir que los mayas fueron los primeros colonizadores de lo que hoy es Estados Unidos, como hace Libertad Digital, es otro disparate: quienes colonizaron Norteamérica fueron los cazadores-recolectores que cruzaron desde Siberia y se convirtieron en los primeros humanos en pisar América miles de años antes.
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Descubren tres estatuas sedentes en la curia del yacimiento de Torreparedones


Los expertos creen que alguno de estos cuerpos, que aparecen sentados en tronos, puede corresponder a la cabeza del emperador Augusto encontrada hace unos días en el parque arqueológico
SARA NÚÑEZ / BAENA | ACTUALIZADO 24.12.2011 - 05:00
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Arqueólogos y responsables municipales, en el lugar de la curia donde se hallan los restos.
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Detalle de las estatuas encontradas.
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Los trabajos en la curia del Parque Arqueológico de Torreparedones en Baena han dejado al descubierto los restos de tres nuevas estatuas que en esta ocasión tienen la particularidad de ser sedentes, esto es, debían de estar sentadas en tronos tal y como se desprende de sus posiciones. En este sentido, el arqueólogo del Consistorio de Baena, José Antonio Morena, adelantó ayer que "probablemente alguno de estos cuerpos pudiera corresponder a la cabeza de Augusto encontrada hace unos días". Asimismo, Morena destacó "la increíble conservación de la curia de Torreparedones, la cual es una curia con muchísimas posibilidades de ser restaurada y de ser puesta en valor". 

Por su parte, el profesor de la Universidad de Córdoba (UCO) Carlos Márquez, que colabora y supervisa estos trabajos de excavación, insistió en que "lo extraordinario de este yacimiento es la diversidad de esculturas que está arrojando, el número de ellas y la variedad de la tipología de las mismas". 

En opinión de Márquez, "un descubrimiento así, en lo que al número de piezas y de su variedad se refiere, no se da prácticamente no sólo en Andalucía sino en toda España desde el siglo XIX en Itálica" y precisó que "lo bueno de este hallazgo es que permite poder entender el contexto de una ciudad romana en el siglo I después de Cristo". 

En este sentido, el profesor de la UCO destacó que "la curia se conserva perfectamente y permite poder ver los detalles del interior del edificio y de ahí la importancia desde el punto de vista sociológico y científico". "El espacio arquitectónico donde aparecen estas piezas es fundamental para conocerlo", sentenció. 

De otro lado, el también profesor de la UCO Ángel Ventura, mostró su satisfacción ante este descubrimiento y aseguró sentirse "privilegiado" solo por el hecho de ser testigo de un hallazgo de la "espectacularidad" del que se está produciendo en Torreparedones. Ventura detalló que "nos encontramos ante tres cuerpos diferentes, puede que cuatro, que son estatuas sedentes que representan a divinidades o a emperadores o emperatrices divinizados sentados en tronos".

El profesor precisó que "aún no podemos dar resultados concretos hasta terminar el estudio, por tanto no podemos saber si es un derrumbe, un acúmulo o un depósito, pero lo que si podemos asegurar ya es la importancia del edificio donde se han hallado y el grado de conservación de la curia". "No hay una curia tan canónica", subrayó. 

Así, Ventura describió la citada estancia y dijo que "en ella hay un vestíbulo de entrada con un patíbulo con cuatro columnas donde se encontraba la habitación donde se guardaban los fondos públicos, de hecho está el hueco donde estaba la caja fuerte, y frente a él encontramos un nicho muy impermeabilizado donde estaba el tabulario, esto es, el archivo de la ciudad". 

El experto expuso que "de ese vestíbulo pasamos al aula más ornamentada que es la curia en sí, ubicada cerca del templo, y que tendría unos 15 metros de altura. La curia es la zona que tiene la mejor obra arquitectónica para sostener el alzado y que afortunadamente vemos que conserva el pavimento de mármol íntegro". 

Estos edificios disponían de dos o tres franjas de mármol blanco sin decoración, que es donde se colocarían unos 70 decurianos, y que "por los hallazgos que hemos encontrado confiamos en que va a estar perfectamente conservada", dijo Ventura, quien destacó que "esta era la pieza que nos faltaba para tener el foro al completo". "Ya tenemos el foro de una ciudad romana como no hay en ningún sitio, por lo que hoy es un día de enhorabuena para la arqueología española y europea", añadió. 

Por último, la alcaldesa de la localidad, María Jesús Serrano, aseguró estar satisfecha "por este nuevo hallazgo que viene a contribuir y respaldar la apuesta del Ayuntamiento de poner en valor el yacimiento de Torreparedones". 

Para Serrano es "un yacimiento al servicio de la industria turística" y por ello "vamos a seguir apostando en fomentar la restauración de la curia y poniendo en valor este parque para contribuir a que sea un referente mundial de la arqueología". La regidora baenense insistió en que "si los visitantes vienen se creará empleo y riqueza en Baena".
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