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viernes, 9 de septiembre de 2011

Hallan en Maipú un cementerio indígena de más de dos mil años



Por pruebas de radiocarbono se estableció la antigüedad del hallazgo. Primer registro de un período tan remoto.

Edición Impresa: viernes, 09 de septiembre de 2011
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Hallan en Maipú un cementerio indígena de más de dos mil años
Parte del enterratorio arqueológico de Las Barrancas, fue hallado tras los datos brindados por un lugareño. (Fotos: Claudio Gutiérrez)

Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar

Un descubrimiento singular para esclarecer el pasado remoto de nuestra provincia se produjo en Las Barrancas (Maipú), donde un grupo de arqueólogos encontró un enterratorio de indígenas de más de 2.000 años de antigüedad.

En un alejado lugar de ese distrito, entre fincas, tierras incultas y con profundos barrancones, no muy lejos de una línea de alta tensión, los estudiosos localizaron un cementerio, donde moraban para siempre los restos de 32 individuos.

El hallazgo es sorprendente porque revela la presencia de antepasados en la zona, con una antigüedad que oscila entre 2.000 y 2.500 años.

El equipo que realizó el hallazgo está conducido por la doctora a Paula Novellino, investigadora del Conicet, secundada por sus colegas Victor Durán y Diego Estrella, ambos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.

Lo notable del caso es que la pista para llegar al cementerio la brindó un lugareño, y a partir de sus indicaciones, los rastreadores del pasado encontraron un total de 32 individuos, entre adultos y niños, de ambos sexos. Uno de ellos tenía incrustada una punta de proyectil en el pecho (ver aparte). Recobrar los cuerpos fue una labor que se hizo entre 2008 y nuestros días. Los investigadores estaban haciendo una prospección en ese paraje, cuando les llegó la noticia que se convertiría en un descubrimiento de mucha trascendencia científica.

Guardaron en secreto el trabajo, para evitar el vandalismo, que lograron evadir, en parte, porque ya está culminando la extracción de todos los huesos. "Cuando llegamos por primera vez, la sorpresa fue mayúscula, ya que de la pared lateral de una barranca asomaba una línea de huesitos", confió Paula, quien es porteña, y pertenece al Conicet, con lugar de trabajo en el museo Cornelio Moyano.

Como había peligro de desmoronamientos y de posibles hurtos de material, el equipo se instaló en el terreno y comenzó el rescate, designando al punto de trabajo como sitio arqueológico B6.
En las primeras operaciones, fueron retirados 17 esqueletos, pero con el paso del tiempo se llegó a totalizar un total de 32 individuos, que es mucho para un solo lugar.

Pre huarpes 
Piezas testigos de las osamentas fueron sometidas, en Estados Unidos, a pruebas de datación por radiocarbono. El resultado entusiasmó más al equipo: corresponden a habitantes que vivieron en esa parte de Mendoza, hace más de 2.000 años e inclusive hasta 2.500.

Los restos pertenecen a personas infantiles, juveniles, adultas y hasta perinatos (niño desde una semana antes hasta una semana después del nacimiento). Son tribus pre huarpes y al parecer es el primer enterratorio colectivo de envergadura que se encuentra en esas latitudes. Hay que recordar que los huarpes se establecieron en ese valle a principios del siglo XVII.

Los despojos estaban de cúbito dorsal, extendidos y ubicados en forma de abanico. Para extraerlos de su posición, los expertos utilizaron estacas de madera (para no dañar los huesos), pinceles varios, cucharines y espátulas. Las piezas extraídas seguirán siendo estudiadas en el Museo de Ciencias Naturales Cornelio Moyano, y pasarán a integrar su patrimonio.

Los recursos económicos que demandó el proyecto provinieron de subsidios aportados por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Conicet, la Municipalidad de Maipú, y la Universidad Nacional de Cuyo.

Fin de tarea 
Ayer cuando Los Andes estuvo en el lugar, los arqueólogos iniciaban el tramo final de la extracción de los últimos individuos, bajo un sol a pleno y con la alegría de haber cerrado una larga como exitosa investigación.

El sitio puntual del camposanto está cerca del arroyo Claro y de la flamante línea de alta tensión Comahue-Cuyo (500 kilovoltios).

El contexto es un suelo de limo, arcilloso, en medio de cañadones que denotan la erosión de cientos de años. Primero, los estudiosos despejaron el sitio, tapado por 5 m de sedimento, valiéndose de palas y mucha precaución. Quedó a la vista un espacio de 10 metros de largo, en el perfil de una barranca, y entonces se encontraron con una gran sorpresa: en forma de abanico aparecieron una gran cantidad de esqueletos. Lo que sigue ahora son varios estudios de los restos, uno de ellos para establecer la dieta de estos antiguos aborígenes.

Con esas indagaciones y otras métodos químicos, se procurará determinar si estos remotos pobladores fueron cazadores recolectores o agricultores. Sí se estableció que no tenían una cultura desarrollada, ya que no hay vestigios de trabajos en cerámica, y apenas algún desarrollo en cestería. Además de los titulares de la iniciativa, el grupo se completa Iván Pérez, Valeria Bernal, la estudiante Natalia Brachetta Aporta y Gabriela Blenda, aficionada y pasante del Museo Moyano.
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Hallan tres yacimientos nuevos de neandertales en el Valle de Lozoya (Madrid)


08-09-2011 / 13:40 h
Tras su ponencia en el XIX Seminario Bienal de la Real Sociedad Española de Historia Natural, que se ha inaugurado hoy en el campus toledano de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Arsuaga ha adelantado a Efe el nuevo descubrimiento, que será oficialmente presentado en rueda de prensa el próximo día 12 de septiembre.
Arsuaga, que además es codirector del Equipo de Investigaciones en los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca (Burgos), ha explicado que a Efe que llevan nueve años trabajando en tres yacimientos que ya fueron descubiertos en el Valle de Lozoya, en los que han hallado restos de dientes de neandertales y rastros de tortugas mediterráneas y, sobre todo, de gamos.
Así, son ya seis yacimientos los que se han descubierto en esa zona, "algo que es muy importante porque en Madrid no se habían encontrado antes restos de neandertales", ha continuado Arsuaga.
Sobre la trascendencia de estos tres nuevos descubrimientos, Arsuaga ha reconocido que no supondrán una novedad para la línea evolutiva del ser humano, pero sí son interesantes para conocer más sobre las pautas sociales y el comportamiento de estos homínidos, como por ejemplo, la manera en que explotaban sus recursos.
Para este reconocido investigador, que cuenta con más de ochenta publicaciones, las características del hombre actual están más asociadas al medio social que al medio ecológico.
"Desde el pelo hasta nuestra vida sexual o nuestras capacidades abstractas" son consecuencia más directa del entorno social que del ecológico, lo que en el mundo académico se denomina "competencia social".
Como ha señalado el propio Arsuaga en su ponencia del XIX Seminario Bienal de la Real Sociedad Española de Historia Natural: "yo vengo aquí a plantear problemas, no soluciones".
Y ha desafiado a los asistentes a que investiguen cómo desaparecieron los neandertales del Valle de Lozoya porque él, de momento, no lo sabe. EFE
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El primer ancestro del hombre


Pelvis de mujer. El análisis de la pelvis, que pertenecía a una hembra de «Australopithecus sediba», demuestra que ya presentaba características similares a las humanas. Refleja una postura vertical.

  Science

Mano moderna. Tenía un pulgar largo, más aún que el de los humanos modernos, y dedos no muy largos capaces de agarrar con fuerza y fabricar herramientas.


R. Romar
Peter Schmid / Lee Berger, UniversiDAD DE Witwatersrand




Una especie de dos millones de años podría ser el origen de los «Homos»



Tenía el cerebro del tamaño de un chimpancé, de 400 centímetros cúbicos, pero mucho más evolucionado; se balanceaba entre los árboles, pero tenía los dedos cortos y fuertes y el pulgar largo con los que podía fabricar herramientas, y pies híbridos y una pelvis evolutivamente avanzada que le permitía caminar erguido. Era un Australophitecus sediba, que vivió hace dos millones de años y que pudo haber sido el primer ancestro del género Homo, entre los que se encuentran los sapiens de los que derivan los humanos actuales. Al menos esta es la hipótesis que plantean ochenta científicos en cinco estudios que recoge la revista Science a partir del análisis del cráneo, la mano, la pelvis y los huesos de un pie y un tobillo de dos ejemplares de la especie, una madre y su hijo de unos 11 años, encontrados en Sudáfrica en el 2008.
El Australophitecus sediba ya había sido presentado en sociedad el pasado año en la misma revista Science, pero el trabajo que ahora se ofrece apunta nuevas pistas sobre la evolución de una especie que ofrecía tantas características primitivas como humanas. «Los fósiles muestran un cerebro sorprendentemente avanzado, pero pequeño, una mano muy evolucionada, una pelvis moderna y una forma del pie y el tobillo nunca antes vista en otras especies de homínidos que combinen características de monos y humanos en un mismo paquete anatómico. Las avanzadas características encontradas en el cerebro y el cuerpo lo convierten en el mejor candidato como ancestro del género Homo», explica el autor principal de la investigación, Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica. Del espécimen sorprende el hecho de que su cerebro, aunque pequeño y propio de un chimpancé por su tamaño, presenta indicios de reorganización neuronal justo detrás de los ojos, lo que indica que su evolución fue más rápida de lo previamente pensado sin necesidad de aumentar su tamaño.
Escepticismo
Ante el hallazgo tampoco han faltado quienes han señalado que obligará a revisar el árbol de la evolución humana. Pero aún es pronto para dilucidarlo y lo que es seguro es que el debate entre la comunidad científica no ha hecho más que empezar. En este sentido, Salvador Mollá, director del Instituto Catalán de Paleontología y referencia mundial en su campo, duda de que sea ancestro del género Homo. «El supuesto eslabón perdido entre losaustralophitecus y el género Homo debería tener como mínimo 2,5 millones de años -dice-, y se han encontrado ejemplares en Etiopía de 2,5 millones con morfología similar a la humana que ya utilizaban herramientas. ElAustralopithecus sediba es muy moderno para ser el ancestro».
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Hallan en Coirós un relieve pagano que podría datar del siglo I

El arqueólogo Antón Fernández Malde observa la «moura» de Coirós. César Delgado



La talla forma parte de un santuario que es investigado por los expertos
Toni Silva
Una figura femenina excavada en una roca, en el centro de lo que se sospecha fue un santuario rupestre. El arqueólogo Antón Fernández Malde está a punto de cerrar su investigación, iniciada hace veinte años, cuando descubrió este llamativo relieve. «Buscaba un sitio para observar o monte do Gato e atopeime con isto», señala. Entonces era estudiante de Historia sin capacidad para reclamar la atención sobre su importante hallazgo. Hoy, ya como profesional reconocido, ha conseguido dar a conocer la trascendencia de esta moura, una figura pagana que se gestó sobreviviendo a los tiempos de la romanización. El propio Antón Fernández prevé que su origen puede datar de los siglos II y IV de nuestra era, pero otros estudiosos hablan incluso del siglo I.
La mujer excavada mide 68 centímetros de altura y 15 centímetros de ancho. El tamaño de su sexo es desproporcionado, lo que acentúa la idea de objeto de culto de fertilidad. La reciente limpieza del montículo, en la aldea de Figueiras, ha permitido descubrir numerosas rocas cortadas alrededor de lamoura. «As escotaduras son probas de que sobre estas rochas houbo unha estrutura de madeira», señala Fernández Malde. A poco más de un metro de la moura, se descubre una pequeña cazoleta rectangular. «Aínda non o sabemos, pero todo apunta a que se trata dun focus encastrado no que se deixaban as ofrendas», explica el arqueólogo, que encuentra en la ubicación otro de los argumentos para su tesis. «Dende aquí vese a liña traseira da Per Loca Maritima (una de las vías más importantes del noroeste español en la época romana), o sitio non está escollido ao azar», añade.
«Ata o século V, a xente da Gallaecia aínda cría en seres ou figuras herdadas do mundo castrexo», explica el arqueólogo, que ha recibido el apoyo del Concello de Coirós para acondicionar la zona. En próximos días, habrá una nueva limpieza más minuciosa de líquenes. Malde y su equipo de voluntarios confían en encontrar nuevas inscripciones o incluso restos de cerámica que clarifiquen el origen de la moura.
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