Aunque aún nollegan al centro de la pirámide los arqueólogos están entusiastas con una máscara de piedra verde de gran valor, que podría ser el retrato de un personaje.
- La Gran Época
Arqueólogos descubrieron un par de ofrendas, tal vez colocadas para consagrar su construcción. (INAH.gob.mx)
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El arqueólogo Enrique Pérez Cortez realizó excavaciones bajo laPirámide del Sol de Teotihuacán y descubrió bajo su centro, a diferentes distancias entre sí, una serie de entierros y ofrendas funerarias, entre ellas una máscara de gran valor, informó ayer el Instituto Nacional de Antropología (INAH) de México.
El arqueólogo amplió el túnel de 116 metros de longitud que existe en el eje oeste de la Pirámide del Sol de TeotihuacánMéxico que fue excavado en los años 30 por el arqueólogo Eduardo Nogueraun.
En primer lugar descubrieron tres estructuras arquitectónicas y siete entierros humanos, entre ellos algunos niños, todos anteriores a la construcción de la Pirámide del Sol.
Se descubrieron además dos ofrendas, una de ella de “riqueza incalculable”, destaca el arqueólogo a nivel del metro 85 del túnel y en el interior de un relleno constructivo.
“Por lo tanto sabemos que fue depositada como parte de una ceremonia de consagración a la construcción de la Pirámide del Sol, probablemente al inicio de su edificación, hace más de 1900 años”, explica Pérez Cortés, investigador del Centro INAH-Zacatecas.
Destacó que entre los objetos encontrados resalta unamáscara de piedra verde de gran valor, que podría ser el retrato de un personaje.
En su análisis el Dr. Saburo Sugiyama, profesor de la Universidad de Aichi (Japón), y Alejandro Sarabia, director del equipo de investigaciones de la pirámide del Sol de la zona arqueológica de Teotihuacán (ZAT), indicaron que durante mucho tiempo se creía que la función de la Pirámide del Sol se había vinculado al inframundo, debido al túnel que hay debajo de ella, y que fue excavado por los propios teotihuacanos.
“Sin embargo, los objetos que encontramos estarían indicando que la Pirámide del Sol —que cubre un área aproximada de 5.6 hectáreas, con un altura actual de 65 m y una base de 225 m por lado— fue ofrendada hacia los primeros 50 años de nuestra era, posiblemente a una deidad de la lluvia, una versión muy antigua del dios Tláloc.
“Sólo podemos ofrecer una interpretación general de los hallazgos, pero es evidente que algunas ofrendas tienen un patrón de distribución que ya habíamos observado en algunos de los entierros de la Pirámide de la Luna”, concluyeron los expertos
Enrique Pérez explicó que en el lugar donde se encontró la ofrenda más importante había varios niveles de objetos. En su informe la INAH señala que fueron elaborados con diversos materiales y diversas técnicas de elaboración.
Destacó la existencia de una cantidad considerable de piezas de obsidiana, como: puntas de proyectil, navajillas, bifaciales,así como una herramienta de tallado prehistórico que los arqueólogos denominaron como un “excéntrico antropomorfo o artefacto lítico” que tiene las funciones de percutir.
Se encontraron tres figuras con representaciones humanas, que fueron ornamentadas con ojos de concha y pirita, y que estaban acompañadas por algunas puntas de proyectil”.
En piedra verde, de la piedra serpentina, destacó el arqueólogo Pérez Cortés, “sobresale una extraordinaria máscara antropomorfa que fue tallada en una sola pieza, cuyos ojos fueron hechos con concha y pirita”.
Según análisis del Dr. José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física de la UNAM, es la única careta de piedra encubierta hasta la fecha en contexto ritual en Teotihuacan.
La máscara es diferente a las máscaras “teotihuacanas” , conocidas con ese nombre a las encontradas en el lugar hasta la fecha. Tiene una dimensión menor al medir 11 cm de altura por 11.5 de ancho, 7.8 cm de profundidad y un peso de 1.16 kg, dicha, y a diferencia de las otras contiene volumen, por lo que preliminarmente se cree que se trata de un retrato. Asimismo, junto a este objeto se halló un caracol marino.
La ofrenda también estaba integrada por 11 vasijas tipo Tláloc, la mayoría fragmentadas y colocadas al centro del depósito.
Otros objetos depositados fueron tres discos de pirita, uno de ellos —de 45 cm de diámetro y puesto sobre una laja de pizarra recubierta con pirita—, es el más grande recuperado hasta el momento en Teotihuacan.
Se encontró también en dicho depósito funerario una gran cantidad de esqueletos de animales. “Al noreste se recuperó el cráneo de un felino, al suroeste el de un cánido; y al sureste, y cubierto por rocas volcánicas, los restos de un águilaque fue alimentada antes de ser sacrificada, pues en su cavidad torácica se hallaron los restos de dos conejos. Este tipo de restos de fauna coincide con los de las ofrendas descubiertas en el Edificio 4 de la Pirámide de la Luna.
Los investigadores del explicaron que estas ofrendas siempre estuvieron anegadas, ya que la humedad que absorbe el edificio se concentra en la base y en el área central del monumento.
De acuerdo con la información arqueológica proporcionada en 2010 “La Pirámide del Sol es para muchos investigadores un "altépetl" o montaña de agua”. Serían una réplica de los cerros, los cuales están referidos como abastecedores del vital líquido.
“Esto nos hace pensar que la Pirámide del Sol se relaciona con la fuerza, la fertilidad, el agua y el inframundo, de donde surge la vida y hacia donde se dirigen los hombres a su muerte. Quizás está relacionada además a personajes importantes desde el punto de vista del pensamiento de los teotihuacanos", destacó el investigador Rubén Cabrera en octubre 2010.
El origuen de las pirámides de Teotihuacán y los componentes que incluye fue muy discutido por los investigadores en 2010 ya que en las mediciones de carbono se han descubierto diferentes fechas, algunas de ellas de 1900 a.C.
Teotihuacan en lengua nativa nahuatl significa "lugar donde fueron hechos los dioses o ciudad de los dioses». Fue una de las mayores ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica. Los restos de la ciudad se encuentran al noreste del valle de México en el municipio de Teotihuacán en el Estado de México a 45 kilómetros de distancia del centro de la capital.
Se encuentran entre la arquitectura de la ciudad: La Calzada, Los grandes basamentos, la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna y el Palacio de Quetzatcoatl.
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