El sábado 16 de julio, David Franco y Jesús Cabrera ambos integrante del Grupo Paleontológico de Exploración Regional (GPER) recorrieron una vez más las barrancas del arroyo Los Amores sobre la margen derecha de la ruta nacional 11. A unos escasos 1.000 metros del puente viejo del antiguo ferrocarril realizaron un descubrimiento de mucha importancia para la Paleontología de la provincia de Santa Fe.
"Para nosotros el recorrer las barrancas del arroyo Los Amores ya se convirtió en una rutina, pues es imposible salir y no encontrar nada", comentó Franco.
"En esta oportunidad en una saliente muy cerca del agua nos topamos con un cráneo de un cérvido (ciervo). Del sedimento sólo asomaba la parte palatal del animal, cuando nos pusimos a excavarlo nos dimos cuenta que estaba entero y en un estado de conservación increíble, lo cual nos tomó de sorpresa ya que es muy difícil hallar un cráneo completo porque son muy frágiles y se destruyen con mucha facilidad", agregó.
Estos animales no son originarios de América del Sur, ingresaron en un fenómeno que ocurrió hace 5 millones de años, llamado el gran intercambio faunístico entre las dos Américas. Para ese tiempo Sudamérica no estaba conectada a ninguna masa de tierra, es por esta razones que se lo llamó el continente isla. Gracias a ese fenómeno en territorio argentino se desarrolló una fauna única y muy particular.
Hace 5 millones de años se formo el Istmo de Panamá uniendo ambas Américas lo cual permitió que mucha fauna del norte ingresara a estas regiones: tayassuidae (los pecaríes), camélidos y una gran variedad de ciervos.
Los cérvidos en América del Sur se registran a partir del Plioceno tardío (hace unos 2 millones de años). En el país hay al menos ocho géneros reconocidos en el Pleistoceno de los cuales cuatro de ellos corresponden a formas ya extinguidas.
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