Un equipo internacional de arqueólogos ha descubierto camas de plantas preservadas y evidencias del uso de plantas repelentes de insectos de hace 77.000 años en un refugio de piedra en el sur de Africa.
Este descubrimiento, que se remonta 50.000 años más que los informes anteriores sobre ropa de cama conservada, ofrece una fascinante visión de las prácticas de comportamiento de los primeros humanos modernos en Africa.
El equipo, dirigido por el profesor Lyn Wadley, de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, en colaboración con Christopher Miller, de la Universidad de Tübingen, en Alemania, Christine Sievers y Marion Bamford también de Witwatersrand, y Pablo Goldberg y Francesco Berna de la Universidad de Boston en Estados Unidos, han descrito el descubrimiento en la revista científica 'Science'.
La ropa de cama antigua fue descubierta durante excavaciones en Sibudu, un refugio de roca en la provincia de KwaZulu-Natal (Sudáfrica), donde Lyn Wadley, profesor de la Universidad de Witwatersrand, ha estado excavando desde 1.998. Por lo menos 15 capas diferentes contienen ropa de cama, de entre 77.000 y 38.000 años.
La ropa de cama se compone de capas de varios centímetros de espesor de tallos y hojas compactas de juncos, que se extienden durante, al menos, un metro cuadrado y un máximo de tres metros cuadrados en el área excavada. Christine Sievers, de la Universidad de Witwatersrand, identificó núculas de varios tipos de juncos utilizados en la construcción de dicha ropa de cama.
La ropa de cama, que se encuentra muy bien conservada, consiste en una capa de tallos de juncos y hojas fosilizados cubiertos por una capa delgada de hojas, identificadas por el botánico Marion Bamford como pertenecientes al Cryptocarya woodii; las hojas de este árbol contienen químicos insecticidas, adecuados para repeler a los mosquitos.
La selección de estas hojas para la construcción de camas sugiere que los primeros habitantes de Sibudu tenían un gran conocimiento de las plantas que rodean el refugio, y estaban al tanto de sus usos medicinales. Según Lyn Wadley, "los antiguos habitantes recogían juncos en el río uThongathi, situado justo debajo del lugar, y disponían las plantas en el suelo de la vivienda. La ropa de cama no se utilizaba sólo para dormir, sino que, además, proporcionaba una superficie cómoda para la vida y el trabajo".
El análisis microscópico de la ropa de cama, dirigido por Christopher Miller, profesor de Geoarqueología de la Universidad de T~bingen, sugiere que los habitantes reformaron la ropa de cama repetidamente durante el curso de la ocupación. El análisis microscópico demostró que los habitantes de Sibudu quemaban la ropa de cama después de su uso. "Se quemaba la ropa de cama usada posiblemente como una forma de eliminar las plagas", explica Miller.
La ropa de cama conservada también está asociada a restos de chimeneas y numerosos depósitos de cenizas. Hace 58 mil años, el número de chimeneas, ropa de cama y cenizas se incrementó dramáticamente; los arqueólogos creen que esto se debe a una ocupación intensiva. En el artículo, los arqueólogos sostienen que el aumento de la ocupación se corresponde con los cambios demográficos del momento, en Africa; hace 50 mil años, los humanos modernos comenzaron a expandirse fuera de Africa, sustituyendo a los seres humanos arcaicos de Eurasia, incluyendo a los neandertales.
Este descubrimiento se suma a una larga lista de importantes hallazgos en Sibudu en la última década, incluyendo conchas perforadas -utilizadas como cuentas- y puntas de hueso afilado -probablemente utilizadas para la caza.
El equipo, dirigido por el profesor Lyn Wadley, de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, en colaboración con Christopher Miller, de la Universidad de Tübingen, en Alemania, Christine Sievers y Marion Bamford también de Witwatersrand, y Pablo Goldberg y Francesco Berna de la Universidad de Boston en Estados Unidos, han descrito el descubrimiento en la revista científica 'Science'.
La ropa de cama antigua fue descubierta durante excavaciones en Sibudu, un refugio de roca en la provincia de KwaZulu-Natal (Sudáfrica), donde Lyn Wadley, profesor de la Universidad de Witwatersrand, ha estado excavando desde 1.998. Por lo menos 15 capas diferentes contienen ropa de cama, de entre 77.000 y 38.000 años.
La ropa de cama se compone de capas de varios centímetros de espesor de tallos y hojas compactas de juncos, que se extienden durante, al menos, un metro cuadrado y un máximo de tres metros cuadrados en el área excavada. Christine Sievers, de la Universidad de Witwatersrand, identificó núculas de varios tipos de juncos utilizados en la construcción de dicha ropa de cama.
La ropa de cama, que se encuentra muy bien conservada, consiste en una capa de tallos de juncos y hojas fosilizados cubiertos por una capa delgada de hojas, identificadas por el botánico Marion Bamford como pertenecientes al Cryptocarya woodii; las hojas de este árbol contienen químicos insecticidas, adecuados para repeler a los mosquitos.
La selección de estas hojas para la construcción de camas sugiere que los primeros habitantes de Sibudu tenían un gran conocimiento de las plantas que rodean el refugio, y estaban al tanto de sus usos medicinales. Según Lyn Wadley, "los antiguos habitantes recogían juncos en el río uThongathi, situado justo debajo del lugar, y disponían las plantas en el suelo de la vivienda. La ropa de cama no se utilizaba sólo para dormir, sino que, además, proporcionaba una superficie cómoda para la vida y el trabajo".
El análisis microscópico de la ropa de cama, dirigido por Christopher Miller, profesor de Geoarqueología de la Universidad de T~bingen, sugiere que los habitantes reformaron la ropa de cama repetidamente durante el curso de la ocupación. El análisis microscópico demostró que los habitantes de Sibudu quemaban la ropa de cama después de su uso. "Se quemaba la ropa de cama usada posiblemente como una forma de eliminar las plagas", explica Miller.
La ropa de cama conservada también está asociada a restos de chimeneas y numerosos depósitos de cenizas. Hace 58 mil años, el número de chimeneas, ropa de cama y cenizas se incrementó dramáticamente; los arqueólogos creen que esto se debe a una ocupación intensiva. En el artículo, los arqueólogos sostienen que el aumento de la ocupación se corresponde con los cambios demográficos del momento, en Africa; hace 50 mil años, los humanos modernos comenzaron a expandirse fuera de Africa, sustituyendo a los seres humanos arcaicos de Eurasia, incluyendo a los neandertales.
Este descubrimiento se suma a una larga lista de importantes hallazgos en Sibudu en la última década, incluyendo conchas perforadas -utilizadas como cuentas- y puntas de hueso afilado -probablemente utilizadas para la caza.
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